‘‘Hay grandes letristas y compositores en nuestro cancionero, y poder interpretar sus creaciones es un privilegio’’

26.02.2019

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La cultura musical del norte argentino está presente en todas partes, grandes músicos han salido de allí, y Leo Garzón es hijo de esa cultura, la de Tucumán para ser más específicos. Este cantautor ya lleva dos giras por Europa, Seúl-Corea y Cuba además formó parte de la cuerda de barítonos del coro 'Música Quántica', que participó de un importante festival en Nancy- Francia, televisado por la TV Francesa, donde fue solista en la "Misa Criolla" de Ariel Ramírez frente a veinte mil personas. Radicado en Buenos Aires ya cuenta discos Voz en 2012 que incluye más clásicos de su provincia y el Norte argentino (Los Hnos Núñez, "Pato" Gentilini, "Chivo" Valladares, Rubén Cruz) y Nuestra verdad en 2017, compuesto por trece temas propios donde participa Leonardo Andersen (guitarra), Lucas Colque (bandoneón), Leo Villagra (Bajo) y Juan Cruz Donati (batería-percusión). Como artistas invitados: Franco Luciani, Manu Sija, y en percusión Bruno Resino, Yoli Campos y Barby Camacho (coros), Fabián Miodownik (tambores). Lamentablemente como suele decir el refrán nadie es profeta en su tierra, este reconocido músico no es tenido muy en cuenta en sus pagos. 

¿Cómo lo viste este año a Cosquín?

Creo que circuló mucho menos gente en las calles y peñas de alrededor del festival. No tengo números concretos de la convocatoria de la plaza, pero la crisis se hizo sentir, al menos, en los alrededores.

En cuanto a lo artístico de la cartelera, y una producción que además de la estética y la poesía, tiene un enorme peso en cuanto al contenido y el mensaje. Quizás José Luis Aguirre, fue uno de los pocos convocados este año, en esa línea, y gracias a su coherencia y compañerismo, dedicó en el escenario, unas importantes palabras a todas y todos los colegas que no fueron parte de la cartelera.

¿Cómo nace tu afición por la música?

Desde muy pequeño tuve mucha afinidad por la música y los instrumentos. En casa siempre hubo una guitarra porque mi madre tocaba y cantaba algunas canciones. Mi primer bombo me lo regaló mi tía a los cuatro años y mi abuela una guitarra a los 6 años. En la adolescencia se fueron marcando más firmemente mis ganas de tocar y cantar, y de ahí no paró más. En la actualidad la música es mi trabajo y mi vocación.

¿Cómo y por qué decidiste vivir en Bs As?

Vine a estudiar, primero en La Plata y luego me quedé trabajando y estudiando en Capital. Terminé mis estudios en fonoaudiología y curse algunas materias de la carrera de dirección coral en la UNLP. Luego cursé tres años de la carrera de canto en el IUNA (hoy UNA), con la prestigiosa profesora Marta Blanco.

Es este momento trabajo solamente con la música. Creo que Buenos Aires es una Provincia enorme, no solo geográficamente, sino particularmente en cuanto a las posibilidades que te brinda. Desde aquí tuve experiencias casi impensadas como cantar en el Teatro Colón o Gran Rex, hasta ser convocado a participar del simposio mundial de coros en Corea junto al coro Música Quántica, del que formé parte.

¿Cuáles son tus referentes?

Mercedes Sosa, es el primer nombre en el que pienso. Su forma de cantar y de decir, la naturalidad y el gusto por el detalle y tantas cosas más, me marcaron profundamente. Su calidad para elegir el repertorio y el deseo de dejar un mensaje desde las canciones.

Otros grandes referentes son Rolando Valladares, Atahualpa Yupanqui y el Cuchi Leguizamón, y sin duda, los Hermanos Pepe y Gerardo Núñez. En cuanto al gusto por explorar ritmos y fusiones, Raúl Carnota y el Chango Farias Gómez, diría que fueron para mi, enormes referentes. En la actualidad y por suerte con una gran amistad, que me permite aprender de ellos, tengo que nombras a Rubén Cruz, Lucho Hoyos, Juan Quintero y siempre me voy a quedar muy corto.

¿Se te hizo difícil insertarte en el ambiente?

Si, desde que vine a Buenos Aires han pasado muchos años de ir a las peñas a intentar conocer al programador, quedarme cantando en las mesas a la espera de que alguien del lugar te de un contacto o la oportunidad de ser programado. Recuerdo que el Colorado (de la peña del colorado) que tenía mucha afinidad por las composiciones de Rubén Cruz, y Néstor Soria u otros tucumanos, se pasaba unos buenos ratos al lado mío cuando guitarreaba en su peña. En algún momento de la noche me comentaba lo mucho que le gustaba lo que cantaba, a lo que yo le respondía: muchas gracias, pero de una fecha en la peña, ¿ni hablar? Lamentablemente, el no programaba la agenda y tarde mucho tiempo en formar parte de la agenda de la peña. Los grandes referentes de la música tucumana, no me han respondido algún que otro mail que mandé y me tuve que ir abriendo caminos de a poco. Con el tiempo algunas cosas van mejorando y otras siguen igual, pero fue bastante difícil: por eso, tengo siempre la necesidad de ir generando espacios para algunas amigas y amigos que vienen del interior a Buenos Aires a mostrar su arte, para que no tengan que pasar por algunas situaciones como las que a mí me tocaron.

¿Alguna anécdota que recuerdes?

Las anécdotas son muchas, apenas llegué a La Plata, un músico del medio se me había presentado y se había ofrecido a ayudarnos en lo que necesitáramos. Unos meses después, cuando estábamos entrando a una peña, uno de mis músicos lo escucha decirle a una de las dueñas del lugar que no nos dejara entrar gratis, ni tocar. Otro día, el mismo personaje, que a veces oficiaba de sonidista, nos bajó el volumen de las guitarras en reiteradas ocasiones mientras tocábamos. Por suerte, estos personajes que uno se topa, fueron pocos... ojalá haya cambiado.

Una vez había una posibilidad de trabajar dirigiendo un coro de niños en una iglesia en Constitución. Como el trabajo es tan difícil de conseguir, acepte la propuesta de mi amigo Lucas, quien había generado el contacto, aunque me quedaba lejos. Cuando vine por primera vez a un ensayo, entre los nervios y el apuro, olvidé mi guitarra en un colectivo Plaza, en el que venía de La Plata. Cuando llegué desesperado a la iglesia, el cura no había pegado ni un afiche, no había ningún niño convocado a formar parte del coro...

Unas semanas más tarde, mi amigo me regaló una guitarra que aún hoy uso para trabajar, para que no deje de cantar, por lo que estaré eternamente agradecido. En esa época venía con dos mudas de ropa en la mochila, la guitarra y cada noche llamaba a dos o tres amigos, hasta que conseguía alguno que podía prestarme un lugar para dormir, ya que volver a La Plata era más gasto. Vivía deambulando y molestando a los amigos, que con mucho amor me brindaban un espacio y un plato de comida, para dar una clase o ir a un ensayo en la mañana siguiente. Fue una época bastante dura.

¿Cuál fue el lugar que más te sorprendió cuando tocaste?

Creo que el escenario de Cosquín, donde toqué como ganador del Pre Cosquín 2011, fue de lo más sorprendente. Quizás por el valor que tiene para todo músico el poder cumplir el sueño de pisar ese escenario, por haberlo visto desde niño en televisión y tanto soñarlo. La energía de la gente en la plaza es realmente poderosísima. Aunque tuve muchísimos problemas con el sonido, pude vivir una experiencia alucinante e indescriptible.

El Teatro Colón, me genero una sensación sorprendente y maravillosa. La manera en que resuena la voz es tan impresionante como la vista del teatro desde el escenario. Por su disposición, la gente parece venirse sobre el escenario, lo que genera una adrenalina única.

Algunos escenario menos ostentosos, suelen sorprender enormemente. Cantar en un asilo de ancianos, en un jardín maternal de niñitos de apenas un par de años, en el trabajo en el que canto para niños de capacidades diferentes, en un centro de rehabilitación por afasias, o cantar para mis amigos y mi familia, tienen un encanto enorme y emotivo.

¿Qué es lo que más te gusta de hacer folklore?

Creo que es una música muy rica en cuanto a la rítmica, la poesía y las melodías. Hay grandes letristas y compositores en nuestro cancionero, y poder interpretar sus creaciones es un privilegio. Desde lo compositivo hay también grandes responsabilidad pero enorme placer. Creo que el sentirte identificado con la música popular argentina y haber crecido con esta música, te da identidad. Al tener identidad, uno canta desde lo profundo, siendo autentico, lo que te permite expresarte en forma libre y genuina. Quizás, cuando uno sale del país, es cuando más valora este tipo de expresiones, al sentirse particular y representativo de una cultura.

¿Qué especial es para vos tocar en Tucumán cuando te invitan?

Lamentablemente en mi provincia, no tengo muchas invitaciones oficiales a participar de festivales o conciertos, por lo que todas mis actuaciones son producciones chicas e independientes, que no permiten llegar masivamente al público. El año pasado, hice algunas gestiones para intentar acercarme en este sentido, pero hasta ahora no fue posible. En Buenos Aires, suelo representar a Tucumán a través de la Casa de Tucumán, donde por suerte recibo un mayor reconocimiento.

Como gestiones independientes, pude presentar mi segundo disco en el Teatro Rosita Ávila y participar del festival Confluencias (organizado en forma independiente por el grupo TaaHuayras). Ambas situaciones me causaron un enorme placer, emoción y orgullo. Tuve la oportunidad de viajar con los músicos que me acompañan en Buenos Aires, que tienen un nivel extraordinario y que fueron quienes grabaron en el disco, por lo cual me sentía muy emocionado, ya que fue una forma de mostrar fielmente lo que vengo aprendiendo en estos años que llevo fuera. Ojalá que pueda, en algún momento, llegar a más gente en la provincia que me vio nacer me identifica y que tanto amo. 

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