‘‘Este disco hace referencia a la vida del amor’’
Por Max Carreras

[MÚSICA-ENTREVISTA]
Entre el jazz, el tango y ritmos latinoamericanos
Marina Ruíz Matta no cuenta sobre su nuevo trabajo discográfico, aquello que más extraña en el confinamiento, su experiencia en Europa y su vida como docente. Ella viene de una familia de músicos y es hija de Hernán Ruiz, gran guitarrista argentino radicado en Alemania hace muchos años
¿Cómo es hacer música en confinamiento?
En mi caso una bendición. Tengo tiempo y bajé muchas revoluciones. Puedo leer mucho y esto me ofrece material de composición todo el tiempo y también toco bastante más. Espero terminar la cuarentena con nuevo material para un próximo disco.
¿Qué es lo que más extrañas de no poder tocar en vivo?
Ahí se complica. Extraño horrores tocar en vivo. Preparar un concierto es una ceremonia maravillosa y lo que pasa en el escenario es irrepetible. Sobre todo, extraño tocar con otros músicos.
¿Cómo venía tu itinerario para este año antes del parate?
Éste año iba a viajar a Europa en noviembre. Ya tenía fechas agendadas. Además de la presentación del último disco que iba a ser el tres de abril, justo cuando la pandemia nos dijo que no.
¿Por qué titulaste a tu nuevo disco Vida y muerte de una flor?
El título hace referencia a la vida del amor, que nace, se pone cada vez más robusto y hermoso y luego muere, como una flor. Todo el disco, cada una de sus canciones remiten a una despedida.
- Ya está disponible en las plataformas musicales el nuevo disco de la pianista y compositora Marina Ruíz Matta, titulado Vida y muerte de una flor. Publicado exclusivamente en formato web, el álbum se integra con diez composiciones de su autoría, entre piezas para piano solo, para piano y cuerdas y dos canciones con texto.

- Ruiz Matta, que anteriormente presentó los discos Demasiada agua (2013) y Azul final (2017), desarrolla desde 2006 una exploración en torno al tango, el folklore y el jazz, con amplia libertad formal y un especial interés por la improvisación. Ha actuado en Europa, Brasil y Canadá, además de Argentina.
¿Qué tiene de diferente este nuevo trabajo en comparación de los otros dos?
Éste disco podría ser una síntesis de los dos anteriores, porque el primero tenía mucho trabajo instrumental escrito. Un costado más camarístico o más académico (aunque claro que no es música académica) y el segundo es íntegramente en trío y muy jazzístico, con una impronta bien latinoamericana. En éste disco doble, la primera mitad expresa ese primer costado, en cuarteto con mis maravillosos compañeros cuerdistas y el segundo está más ligado a la improvisación. Lo nuevo es que toda la primera parte es con la misma instrumentación (violín, chelo, contrabajo y piano) y la segunda a piano solo.
¿Qué país de los que visitaste y que no hable castellano te sorprendió la recepción de tu música?
En Alemania sentí muchísima receptividad. Una receptividad diferente a la que estamos habituados acá. Al principio me costó identificarlo, pero luego de unos primeros conciertos percibí una gran avidez por la música latinoamericana.
¿Cuándo decidiste dedicarte profesionalmente a la música?
Decidí dedicarme profesionalmente cuando me permití creer que eso era posible, dejando de lado prejuicios propios de una adolescente con una infancia en un hogar de músicos y artistas. Me refiero a la idea de que del arte no se puede vivir. Aún me parece una utopía pensar en vivir, efectivamente de la música, pero me hace feliz cada una de las situaciones profesionales que tuve y tengo hasta ahora y afortunadamente la docencia (dentro de la música) me apasiona también.
¿Qué es lo que más te gusta de la docencia?
Me gusta todo de la docencia. Me gusta la variedad de espacios, la innumerable cantidad de alumnos, con sus particularidades, con sus temores y posibilidades. Me encanta trabajar con el aspecto creativo, guiar el autodescubrimiento y un día ver las primeras composiciones o los primeros arreglos de cada uno de ellos.
- De la grabación, realizada en estudio Doctor F bajo la técnica de Florencio Justo, participaron Ramiro Gallo (violin), Belén Echeveste (violonchelo), Martín Wainer (contrabajo) y la compositora en piano y voz. El disco ganó la beca de creación del Fondo Nacional de las Artes y recibió subsidio del INAMU. Simultáneamente, se publica un EPK referido a la grabación del CD.
